Excmo Sr. D. Fernando Álvarez de Miranda y Torres, mayor de edad, casado, abogado, confinado en la isla de Fuerteventura, Puerto del Rosario, «Hotel Fuerteventura», mediante el presente escrito y con la consideración debida, ejercito ante V.E. el derecho de petición que la legislación española vigente reconoce a todo ciudadano español.Los medios que se han utilizado y continúan empleándose para mancillar mi nombre y el de los demás españoles que, como yo, han asistido al Congreso del Movimiento Europeo, celebrado en Munich, son tantos y de tan diversa naturaleza, que sólo el Jefe del Estado y presidente del Gobierno tiene autoridad bastante para disponer que todos ellos, como la moral exige, se empleen para que resplandezca la verdad donde la calumnia impera, para que mi honor y el de mis amigos sea restituido ante todo el pueblo español, para que la dignidad de nuestros compatriotas no siga sufriendo con la lectura o audición de noticias falsas sobre lo que en Munich ocurrió.
No se me ha tomado declaración. De ahí que, por iniciativa propia, formule ahora, ante el Gobierno, la que acompaño a este escrito, en la que se contiene el relato verídico de lo sucedido en la capital bávara. En esta Declaración están los hechos incuestionables. Publíquese íntegra y reiteradamente para que todos los españoles puedan apreciar el patriotismo que inspiró nuestra actuación al servicio que hemos prestado a España.En virtud de lo expuesto,PIDO A V.E. tenga a bien disponer que la adjunta declaración que contiene la verdad sobre el Congreso de Munich, sea publicada íntegramente (excluyendo si se quiere, los dos últimos capítulos) en todos los periódicos de España, y también que sea leída por «Radio Nacional» y «Televisión Española», en todas las emisiones de un día.Así es de Justicia que pido, en Puerto del Rosario, Fuerteventura, a veintinueve de junio de mil novecientos sesenta y dos.
- El establecimiento de instituciones auténticamente representativas y democráticas que garanticen que el gobierno se basa en el consentimiento de los ciudadanos.
- La garantía efectiva de todos los derechos de la persona humana, especialmente los de libertad individual y de opinión, y la supresión de la censura gubernativa
- El reconocimiento de la personalidad de las diversas comunidades naturales.
- El ejercicio, sobre bases democráticas, de las libertades sindicales y la defensa, por los trabajadores, de sus derechos fundamentables, entre otros medios por la huelga.
- La posibilidad de organizar corrientes de opinión y partidos políticos, así como el respeto a los derechos de la oposición.
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Ha muerto este gran hombre, una persona sabia que dejo huella en esta isla, que fue Defensor del Pueblo y presidente del Congreso,...y ni un sólo comentario. Abre la boca cualquier iluminado y esto se llena. Todo un signo de los tiempos. Pobre España. Gracias don Fernando y descanse en Paz.
ResponderEliminarSería mucho pedir que la manada de indocumentados que hoy abundan en las instituciones locales e insular sean capaces de reconocer el prestigio y el nivel intelectual de tamaño señor.
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