Huellas de la ganadería tradicional en el paisaje majorero.

Fuerteventura Limpia : viernes, 26 de abril de 2013 0 opiniones
Francisco Javier Cerdeña Armas //

La práctica ganadera en régimen de costa durante más de cuatro siglos dejó su rastro en el paisaje de Fuerteventura. La zona comunal, término de suelta de ganado, mancomún o simplemente costa, está llena de vestigios que constituyen la llamémosla arqueología ganadera. Las paredes interminables que aún hoy se conservan en la parte poniente de nuestro municipio y otros muchos puntos de la isla, son los restos físicos que separaban la dehesa común del espacio interior roturado y colonizado… Las cancelas y portones que pueden rastrearse en la toponimia insular evocan los accesos que ponían en comunicación los ámbitos ganadero y agrícola, y la delimitación histórica de los mismos.

Gambuesa de Las Salinas o de la Degollada, entre las desembocaduras de los barrancos de Los Molinos y Puerto La Cruz. [aportación Paco Cerdeña]

Las casillas de costa, utilizadas en el quehacer de los ganaderos que explotaban los ganados allí sueltos dieron lugar en ocasiones al nacimiento de pueblos como Los Alares y Tenicosquey (en Antigua), o como Los Llanos de la Concepción (en Puerto del Rosario)… Las tenerías o establecimientos destinados al cultivo de las pieles originaron otros como Tesjuate (también en Puerto del Rosario), junto al barranco de Río Cabras.

Las gambuesas, esos gigantescos corrales circulares, que en nuestro término existieron en las bocas de los valles de Goroy y Jenejey, o sobre los acantilados de los Mastrantos, en el actual solar de la ciudad de Puerto del Rosario, y que aún existen en la degollada junto al barranco de Los Molinos o de Jarugo, son el simbólico soporte a la actividad ganadera extensiva, el centro sobre el que pivota toda una actividad ancestral basada en la apañada del ganado de suelta que aún hoy se mantiene en muchos puntos de nuestra isla.

"En una oreja jorqueta (horqueta), garabato junto al casco y chichofe en la nariz...": ganado en la gambuesa de Llano del Sombrero. [aportación Paco Cerdeña]

Cada ganadero, cada ermita o cofradía tenía su propia marca y las echaba como forma de mantener un cierto nivel de ingresos: las partidas de reses y cabritos, de carnes, de queso y pieles constituyeron un importante capítulo de su economía.

Las actas del antiguo cabildo dejan ver el esmero de nuestros antepasados al afrontar la pervivencia de la dehesa comunal de suelta de ganado, regulando el abasto de los productos ganaderos y la delimitación de las “rayas de vega” en forma de paredes de cinco palmos de bardo por dos de ancho, siempre con el parecer de los personeros de cada lugar.

Aquellas rayas marcaron las privatizaciones que poco a poco se fueron concediendo a costa de la dehesa o zona comunal. El poblamiento de Fuerteventura hay que entenderlo así, desde el interior hacia la orilla; una pauta marcada por el temor a las incursiones piráticas justificó el asentamiento de los primeros colonos lejos del mar. Irradió desde Betancuria y la Vega, extendiéndose en los primeros momentos hacia el norte por Campo Viejo, La Vega Vieja, Santa Inés o el Otro Valle, Los Llanos de Santa Inés, más tarde de la Concepción, El Time, Tetir…sobre el área que hoy ocupa el actual Puerto del Rosario… Por el Sur hacia la Vega de Río Palmas y Malpaso, Toto o Pájara, por el Este hacia Antigua, camino del embarcadero de Pozo Negro y por el Oeste, hacia el Llano de Santa Catalina, camino del Puerto de la Peña… 

Siempre avanzando sobre los términos o costas ganaderas pero intentando mantener el difícil equilibrio entre criadores y colonos.
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