Resulta penoso comprobar como con frecuencia éste deposito regulador de aguas fecales que es el encargado de distribuir las aguas para el riego de los jardines de la capital, situado en la carretera que conduce hacia el aeropuerto, a la salida de la capital majorera, se rebosa constantemente, discurriendo las aguas a lo largo de los márgenes de la calzada sin ningún tipo de control.
Somos conocedores de que en la actualidad es mayor el agua que se depura que la consumida, viéndose el Ayuntamiento de Puerto del Rosario en la necesidad de verter las aguas excedentes al mar, con el consiguiente derroche económico que ello produce después de haber pasado todo el costoso proceso de depuración.
Cuando en otros lugares del mundo se está recurriendo a todo tipo de artilugios para poder extraer agua, lamentablemente en nuestra isla, se construyen depuradoras con fondos comunitarios para que luego las aguas se vayan a verter al mar, curioso sistema de reserva de los sistemas ecológicos, aunque somos conscientes que es mucho más electoral el reproducir huevos de tortugas de Cabo Verde para poder mantener a una serie de vividores de la ecología.
Pero, más lamentable aún resulta el silencio cómplice de la oposición tanto en el Ayuntamiento capitalino como en el Consejo Insular de Aguas, donde sus representantes guardan un descarado silencio, bien por desconocimiento o porque no les interesa. En cualquier caso descarado...
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me despierta muchisima curiosidad el asunto de las tortugas... ¿Han publicado o van a publicar algo sobre ese extraño interes tortuguil tan grande, como para que vayan a verlas en helicoptero?
ResponderEliminarNada, que aqui las tortugas tienen mas derecho que un escolar.
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